el gato negro de debajo de mi casa.


En casa de mis padres tengo que bajar a fumar a la calle, siempre me siento en una esquina de la comunidad y durante años se ha repetido este momento casi diariamente, algo cotidiano, con unos detalles insignificantes que se han quedado tatuados en mi recuerdo. Me gusta pensar que este es el punto cero de mi vida, donde todo se para para ser siempre lo mismo, aunque sean diferentes años, donde han habido silencios, risas, gritos y llantos en un mismo espacio.

Hay algo que visualiza intermitentemente mi presencia, que visita de vez en cuando para ver un mismo rostro algo cambiado. Me pregunto si sabrá algo de lo que está pasando, creo que los gatos son de los pocos animales que realmente observan, a veces nos hemos cruzado las miradas, otras, solo me deja ver su lomo al salir de su escondite para volver a su casa. 


Lo primero que miro al sentarme siempre es el cielo, como queriendo adivinar que hora del día es, casi que puedo saber los minutos si me fijo por donde va la sombra. Cuando es de noche el tiempo lo determina la cantidad de silencio que hay y la frecuencia con la que pasan los coches. Bajo un poco la mirada, el cielo lo corta la diagonal del edificio y sitúo cada farola con su respectiva esquina, cierro un ojo para matar la perspectiva y escondo cada luz, una por una, detrás de los barrotes de metal que indican el camino hacia cada entrada de los 9 portales de la comunidad de vecinos. Con un ojo cerrado juego también a hacer coincidir los rombos de cada barandilla. Es curioso como un simple movimiento de cabeza creo nuevas combinaciones de farolas y formas geométricas. El mundo se presenta ante mis ojos como cuadriláteros imperfectos, rectas y diagonales que se cortan, arquitectura y perspectiva. Supongo que solo te fijas en esas cosas cuando tienes la misma visión durante años todos los días, no existe ningún otro sitio que mirando con los mismos ojos, analice de forma tan especifica. No se si será porque es especial o simplemente es lo lógico cuando un ser humano baja a fumar entre 3 y 7 veces al día al mismo sitio. Me gusta pensar que es especial, porque todo cambia, menos este sitio, menos este momento. 


Aquí he traído a lo gente más importante para mi, los que han formado realmente parte de mi vida en algún momento. Aquí he reído a pleno pulmón, he descubierto canciones que me han hecho volar, este sitio vio como empecé a fumar porros y tiene que ser muy triste ver cómo cada año habían menos pitis y más canutos, había menos risas, canciones y más encender y apagar el móvil sin realmente mirar nada, o esperando algún mensaje. Este sitio me ha visto adelgazar por la ansiedad, y echarme tres partidas seguidas del lol, me ha escuchado tener las conversaciones más duras de mi vida y ha visto como me he enamorado, ha visto amigas que no han vuelto y chavales que se arregla de no haber visto más, este sitio ha tenido que pensar alguna vez que me mudaba aquí cuando bajaba hasta una almohada y el portátil, y ha visto la misma manta invierno tras invierno. Este sitio me ha visto hablar con un gato y con la luna, me ha visto limpiarme y me ha visto recaer, ha visto mucho intentos de independizarme y como volvía completamente rota después de algún asunto chungo. Este sitio ha conocido a mi perra cuando de vez en cuando se acerca a saludar después de un paseo, ha escuchado a los niños jugar y reír y mi cara de mala hostia cuando se acercaban demasiado porque las rampas de metal no estuvieron muy acertadas. Este sitio sabe que es un mal día cuando le despierto a las 4 de la mañana, y sabe que hay algo importante que hacer cuando le recibo con un café a las 7 de la mañana (eso pasa poco) y este sitio me verá irme algún día pensando que volveré y no lo haré. 


Me encantaría que la conociese a ella, en un futuro muy lejano, cuando sea yo quien entre por la puerta de pasear a un nuevo perro, y la salude con cara de desaprobación mientras se descubre a ella misma fumando un piti en el mismo sitio donde me descubrí yo. 


Aquí he tenido conversaciones muy profundas conmigo misma, quizás las más reales, y ahora mismo no podría contarte ninguna. Aquí es donde se para la vida y me incomoda, pero aquí también es donde no hay que hacer nada, este sitio nunca me vio hacer otra cosa más que inhalar y exhalar humo, pero precisamente por eso, este sitio me conoce más que nadie, es a quien he regalado más silencios. Quizás solo es un suelo frío de metal, con un armario de la luz probablemente lleno de bichos (una vez vi meterse dentro a una cucaracha voladora y nunca más salió), un sitio que objetivamente no es acogedor, donde siempre se me acaban durmiendo las piernas y en verano por la tarde pega todo el sol, pero es mi sitio, es mi esquina, es el único sitio donde nunca pasa nada, donde nada cambia y han cambiado muchas cosas. 


No es mi casa pero siempre estará aquí y siempre que esté en casa, estaré cerca. Ni si quiera tiene nombre ni creo que deba de tenerlo, es un sitio, es una esquina con muchos recuerdos, son los instantes perfectos en los que se pudiera resumir mi vida sin necesidad de mirar más adentro, son los momentos en los que digiero, disfruto o avivo el drama de lo que sea que esté pasando en mi vida, pero no es el drama, ni el problema, ni la celebración, y eso es lo que lo hace tan especial y diferente, es simplemente una persona fumando, aceptando la vida, mirando a un gato pasar, pensando en arquitectura y en que hora del día será. 


Este sitio es el sentimiento más específico sobre el que jamas pensé que escribiría y me alegro de haberle dado su sitio. 

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